El discurso poético de María Zambrano como salvavidas para el miedo, el vacío y la compulsión por el futuro de la economía
María Zambrano (1904-1991) sostiene que el hombre moderno evita la “nada” por miedo y, por lo tanto, pospone constantemente su vida en un futuro anónimo. Sin embargo, este futuro nunca llega a ser realmente propio, porque se mueve un día con cada paso hacia adelante. Esta paradoja esboza un vacío fundamental: un mecanismo de procrastinación interminable que encuentra resonancias en la economía de mercado moderna. Después de todo, en nuestro sistema económico, el valor y la ganancia se basan en el valor esperado y los rendimientos futuros. El presente parece haberse convertido en un mero cálculo de posibles fragmentos del futuro. La visión de Zambrano expone un vacío en el corazón de las economías capitalistas, en particular, en los mercados financieros, un vacío que tiene una prioridad antinatural sobre la realidad y oprime la vida humana. La economía actual es un vacío, alimentado por el miedo a la nada, en el que el individuo es cómplice a través de su negación de la verdadera vida, su desapego de la responsabilidad y su huida hacia las promesas. La verdadera responsabilidad, según Zambrano, presupone romper la ilusión del futuro y entrar en el presente pleno, la vida, a través de la razón poética o mística. El presente completo se basa en una razón amplia en la que hay espacio para una forma de pensamiento que deriva el significado del lenguaje, el sentimiento y las imágenes en lugar de la razón económica puramente abstracta. Con razón afirma Zambrano: “Todo saber es revelación” y “el que no quiere sentir, pierde el sentido de la dignidad humana”.
La paradoja que identifica María Zambrano – la huida de la nada y el eterno desplazamiento del futuro – deja claro que la economía moderna es esencialmente un vacío. Un vacío que se mantiene por la dependencia integral de las lujurias y deseos futuros, los rendimientos y la maximización de la utilidad. Un vacío que reduce el mundo y el hombre a valores numéricos, a un número desnudo, en un horizonte que nunca llega.
El individuo se siente tentado a jugar este juego por miedo a la privación y a la responsabilidad. Filósofos como Heidegger y Zambrano, sin embargo, muestran que es precisamente el reconocimiento de la nada y la visión del futuro lo que puede liberarnos. Al alejarse de las promesas interminables y entrar en el presente pleno con receptividad poética, atención desinteresada, puede surgir una vida auténticamente responsable. Solo entonces el hombre despertará verdaderamente y se negará a vivir como un Homo Oeconomicus forzado en una economía profanada llena de promesas vacías.